jueves, 22 de marzo de 2012

Siembra un árbol para tu tierra

Casa Emanuel Biombo tendrá mucho más frescura y más frutos para saborear en un futuro próximo gracias a la siembra de árboles y plantas decorativas que fueron donados por un grupo de voluntarios médicos que vinieron a colaborar con nosotros una temporada.
Algunos de nuestros niños junto con dos de dichos voluntarios, Sara de España y Fernanda de Costa Rica, fueron los que se dieron a la tarea de la siembra, aunque es justo reconocer que Mamadu, un joven que nos ayuda con los trabajos de jardinería, fue el encargado de abrir los huecos y preparar la tierra.
Luego vino la siembra: retirar las bolsas de plástico en las que venían las plantas, acomodarlas bien en el agujero, echarles carbón, acomodar y apretujar la tierra y finalmente un poco de agua para que las plantas quedaran listas para esta nueva etapa de crecimiento.
Preservar la naturaleza, comprender que ahora más que nunca es necesario comprometerse con ella por un buen porvenir, fue parte de la lección que los niños aprendieron y que los adultos recordamos con gran satisfacción.
Sara, enfermera

Domingos

Fernanda, médica, y Ana

jueves, 1 de marzo de 2012

Los enfiestados de febrero



A horas diferentes, unos a las 5 de la tarde y los otros a las 7 de la noche, así celebraron los más pequeñitos y también los grandes, su cumpleaños de febrero. Una fecha especial para cada uno de los cumpleañeros que no podía pasar desapercibida.

En total fueron 18 los festejados y todos disfrutaron a lo grande comiendo un sabroso arroz con pollo, pero también lo infaltable: palomitas de maíz, confites y mucho refresco.

En medio de la algarabía llegó el momento de cantar el parabens (cumpleaños feliz), apagar las velas y comer el tan ansiado queque de chocolate.

Los más grandes prepararon su propio show. Primero el grupo de bailarines de hip hop, luego vinieron los actores presentando una obra de teatro en la que un hombre hundido en el alcoholismo conoce a Jesús y es libertado de su vicio.
Las chicas no podían faltar, ellas se lucieron con un desfile de modas al estilo más moderno y luego presentaron una danza autóctona, al estilo de la tierra que las vio nacer.

Los pies de todos los jóvenes y aún los de los adultos no pudieron resistirse al son de la música, una invitada que nunca puede faltar en un ambiente africano. Y aunque ellos hubieran querido seguir festejando por horas y horas, llegó el momento de apagar el equipo de sonido (la única manera de hacerlos parar), ordenar un poco el lugar e irse para la cama, eso sí, todos con el deseo de que se llegue el final del próximo mes para volver a enfiestarse.